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Gracias

Nunca he soportado l@s pitiyanquis. De veras que hay algo en mi estómago que se revuelca cada vez que oigo algún/a puertorriqueñ@ colonizad@ hablando de cómo todo en EU es mejor y en Puerto Rico no sabemos hacer nada bien.

Cuando estaba en mi primer año de universidad en Puerto Rico, me acuerdo, como si fuera ahora, de vari@s profesores/as que nos hablaban del manoseado concepto “honor system.” Según ell@s, este sistema es el que dicta que l@s profesores/as no deben velar a sus estudiantes porque ést@s no se copiarán dado a su gran sentido de honor y responsabilidad. Esa táctica intimidatoria venía acompañada de algo más: la sentencia de que en el imperio, l@s estudiantes se adhieren estrictamente a este código.

Me acuerdo como ahora de mi profesora de computadora de primer año que nos hablaba de cómo l@s profesores/as americanos se iban y dejaban salones de 80 estudiantes solos en un examen porque ell@s sabían que sus estudiantes no se iban a copiar. Bueno, sabe Dios si los subgraduad@s no se atreven, pero es obvio que a los graduad@s no les importa un carajo.

Recientemente, en Duke cogieron a 34 estudiantes de primer año de MBA haciendo trampa en sus exámenes. Alan Zinder, de The New York Times, nos habla sobre los significados de este escándalo.

Duke MBA cheating scandal may reflect national trend

By ALAN FINDER
New York Times
April 30, 2007, 11:18PM

Duke University is trying to deal with a cheating scandal involving 34 first-year business graduate students in an era when national surveys have suggested that cheating is widespread among their peers.

In a survey released last September by a Rutgers University professor, 56 percent of business graduate students admitted having cheated, compared with 54 percent in engineering, 48 percent in education and 45 percent in law school. More than 5,300 students at 54 universities were surveyed from 2002 to 2004.

«This is self-reported evidence of cheating, so it’s probably underestimated,» said Donald McCabe, the professor who oversaw the survey. «I would say at many business schools it is a part of the culture. You want to talk rationalizations? I could give you thousands of them: ‘Everybody else does it; it’s the teachers’ fault; you have to do it to get ahead.’ «

The 34 at Duke face steep penalties after university officials determined they collaborated on answers of an exam. Mike Hemmerich, an associate dean at Duke’s Fuqua School of Business, said a professor noticed unusual consistencies in the answers of a take-home exam, which the students seeking a master’s degree in business administration were supposed to do on their own.

School officials declined to identify the course, the professor or the students.

Nine of the students face expulsion, according to the ruling.

Fifteen were suspended for a year and given a failing grade in the course, nine were given a failing grade in the course, and one got a failing grade on the exam. Four others were exonerated. They are likely to appeal and can attend classes while awaiting decisions.

In general, fewer than 10 students a year at the business school are found guilty of cheating, said Hemmerich. [NO SOLAMENTE ESTAN COPIANDOSE, SINO QUE A LA MAYORIA NO LOS COGEN]

Many of the country’s leading business schools, including Duke’s, have been emphasizing honesty and ethical conduct.

At Columbia University’s Graduate School of Journalism, an accusation surfaced in December that some students cheated on an open-book, take-home exam on journalistic ethics. The school did not comment on the outcome of the case.

 

Y antes de que empiecen a decir que “probablemente son los extranjeros”, piensen quiénes son los dueños de corporaciones americanas, quiénes son los empresarios en EU, etc… Son esas mismas personas que se gradúan de esas escuelas prestigiosas y, muchas de ellas son WASPs.

 

En Puerto Rico podemos oír a la gente, constantemente, hablando mal de los políticos locales…y con razón. Pero como todos sabemos, hay much@ puertorriqueñ@ que es ultra-mega crític@ con lo de PR, pero le deja pasar lo que sea a los Estados Unidos. La mentalidad colonial siempre busca una manera de justificarlo, esconder o minimizar los problemas que se dan en este país.

Muchas de esas personas que se quejan amargamente de la corrupción en Puerto Rico, utilizan a los Estados Unidos como punto de referencia. ¿Cuántas veces no hemos oído el llanto doloroso de l@s asimilad@s “allá en Estados Unidos estas cosas no pasan”? “Allá  sí que la gente vota por candidatos y no por partidos”, “Allá la política no se mete…la gente actúa por lo mejor para el país.”

¡Qué paraíso éste! ¡Tod@s l@s estadounidenses se guían con el único propósito de lograr el beneficio comunal! News Flash: Estados Unidos es un país completamente dividido entre ideologías. La política se mete en todo. Inclusive hasta en algo tan importante como la educación que se le da a la ciudadanía. Wilfredo, autor de Corillo Gainesviliano, nos ha presentado un enlace sobre una de estas polémicas. En Estados Unidos la política (y la religión que va detrás) le han hecho una guerra a la educación científica. Esto incluye querer eliminar la noción de “Evolución” de las escuelas públicas y la negación de las evidencias científicas sobre el problema del calentamiento global.

Les recomiendo lean eso y busquen mas sobre estas polémicas. Estados Unidos, al igual que muchos otros países, tiene muchos problemas políticos causados por el fanatismo partidario. Esto, mi gente, no es privativo de Puerto Rico.

Tengo que dejar claro que aunque escribo estas entradas para el beneficio de otras personas, yo también soy un colonizado y tampoco estoy inmune a creerme, de vez en cuando, los mitos del imperio.

La primera vez que vine a Tennessee, el lugar que hoy habito, vine de visita. Mi novia y yo acabábamos de “oficializar” nuestra relación pero yo me encontraba en Puerto Rico y ella por acá por los United. Después de conseguir el permiso de mis jefes en el trabajo, compré un pasaje y vine, en octubre del 2005, a visitar a Mariena.

Como cualquier primera visita a un sitio, mi novia me llevó a todos los lugares turísticos, y no tan turísticos, que se le ocurrió. La verdad es que fue una semana maravillosa. Sin embargo, hay algo que nunca se me olvida.

En una de esas salidas, fuimos a uno de los malles que están en las afueras de la ciudad. Resulta que para llegar a este centro comercial, teníamos que cruzar una zona de construcción que se extendía por más de 5 millas. Lo peor del caso es que habían cerrado muchos de los carriles y la carretera, que se supone que era una autopista, se había convertido en una callecita de uno o dos carriles en algunos sitios. Aunque esta no es una MEGA ciudad, los tapones se formaron igualmente.

El tiempo que viví en Florida me di cuenta que las construcciones de carreteras no se terminaban tan rápido como nos hacían creer en Puerto Rico. No obstante, al caso de Florida la gente siempre le va a encontrar hoyos porque rápido nos pueden decir que eso es así porque los trabajadores son latinos o puertorriqueños, etc…Ustedes saben como funciona la mente colonizada.

No le presté más atención a este asunto hasta recientemente. El otro día, llevando a una amiga al aeropuerto, me di cuenta de que todavía esa construcción no la habían terminado. Y no es que no pase por allí nunca, sino que de momento me di cuenta de que la primera vez que yo vine a esta ciudad fue en el 2005 y ya eso llevaba tiempo y estamos en el 2007 y todavía no lo terminan. Fue, entonces, que se me ocurrió preguntarle a mi novia:

— Oye, ¿desde cuándo están bregando con esa construcción?

— Desde que yo llegué en el 2003. Sabe Dios si empezó antes.

Y ahí mismo tuve yo un momento desmitificador: ¡los drones anaranjados permanentes no son cosa inherente a mi Isla! Mira que en el imperio se dan construcciones de infraestructura que duran igual o más que la sempiterna construcción del Tuque en Ponce. ¡Viva la desmitificación!

El football americano es el reflejo perfecto de la nación que lo engendró; es un juego violento, belicoso y lleno de reglas insignificantes y molestosas. Aún así, admito que me gusta.

Hace algunos meses, tuve la oportunidad de ir a un juego de los actuales campeones nacionales, los Gators de Florida. Soy fanático de este equipo hace varios años y no había tenido la oportunidad de verlos jugar desde la temporada del 2003. Como iba a ver el juego en una universidad rival, me cuidé de no ponerme muchas insignias que delataran mis lealtades. Me puse una camiseta que tenía un logo minúsculo en el pectoral izquierdo. Encima de la camiseta tenía el abrigo que me protegía del frío invernal que empezaba en aquella época.

Nuestros asientos estaban en la zona de estudiantes. No obstante, esto no impedía que hubiera fanáticos de los Gators sentados en esta área. Tengo que destacar que de tod@s l@s que había, yo era el más moderado. La mayoría de l@s otr@s fanátic@s dejaron bien claro su afiliación a la Universidad de Florida. Dos filas al frente mío había dos muchachos que tenían toda la parafernalia gatorística posible. Uno de ellos tenía una camisa azul y anaranjada con un cocodrilo en el medio y las letras GATORS en relieve. Además tenía una gorra virada hacia atrás con el logo de la universidad.

Aunque mi novia y yo fuimos de los primeros en llegar (mi marco de referencia era la Universidad de Miami en donde el football se toma BIEN en serio), la gente que llegaba después y me oía hablando español, me miraba raro, como si no pudiera estar ahí. Decidí no hacerle caso y disfrutarme el juego.

En varias ocasiones hice gestos de aprobación cuando los Gators hacían algo bueno o de molestia cuando cometían errores. Como buen puertorriqueño, la gran mayoría de las cosas que decía, las decía en español.

Para el halftime, o algunos de los breaks entre quarters, la gente de la universidad rifó unas pizzas de Papa John’s. Estas pizzas, en teoría, eran para la sección de asientos que se la ganara, no para un solo individuo en particular. Resulta que fue mi sección la que se llevó estas pizzas. Al rato de haber anunciado que nos habíamos ganado las pizzas, llegaron varias cheerleaders y les entregaron las pizzas a las personas que estaban sentadas en la primera fila. Se suponía que éstas se la pasaran a l@s de atrás.

L@s de alfrente cogieron pizza y pasaron para el lado. Los de al lado le dieron a los que estaban en la sección próxima. Luego devolvieron la pizza para nuestra sección y empezaron a pasarla hacia atrás. Mi novia y yo estábamos en los asientos de la esquina de la 4ta fila, esperando paciente por nuestros pedazos. La pizza llegó y y nos pasó por encima. Yo hice gestos para tratar de agarrar la pizza y la persona que la estaba pasando me la alejó y se la dio a la que estaba directamente detrás de mi. Hice el gesto, nuevamente, para agarrar la pizza de esa persona y ella vino y pasó la pizza a la que estaba a su otro lado y ya la pusieron muy lejos de mi alcance. Mi novia y yo fuimos las únicas dos personas de esa fila que no cogimos pizza.

Podría pensar que no me dieron pizza por que soy fanático de los Gators y estaba en terreno enemigo. No obstante, aquellos dos muchachos que estaban dos filas delante de nosotros, los que tenían las gorras y las camisetas de los Gators, comieron pizza. Podría pensar, también, que fue que no me oyeron y fue sin querer. Pero fueron demasiadas las veces que me pasó cerca y me la alejaron cuando fui a cogerla. Más que nada, llego a la inevitable conclusión de que fue mi idioma lo que me dejó hambriento.

La mayoría de las entradas de este blog han sido experiencias que he tenido aquí en los Estados Unidos, ya sea mientras he vivido aquí o las veces que he venido de visita. No obstante, creo que hay muchos mitos que he cubierto de una u otra forma y no quisiera empezar a repetir.

Estoy seguro de que a ustedes les dicen cosas como las que yo he mencionado aquí. Después de todo, en Puerto Rico hay mucho “experto” en Imperiología jajaja. ¿Qué cosas les han vendido a usted como hechos sobre este país? ¿Conoce usted algún otro mito que yo no haya tocado, todavía, en este blog? Envíemelo a ver si tengo alguna experiencia que pueda ejemplificar, como siempre, la humanidad de estos dioses de pelo rubio, ojos rubios y dientes rubios. =)

Gracias.

Aquí les dejo dos noticias del buen trabajo de las agencias federales de seguridad. Me motivé a postear esta entrada cuando vi dos comentarios que le dejaron a mi compañero Wilfredo en su blog. Estos son buenos “backdrops” para las noticias. Aquí van:

“Aca hay de todo droga, asesinatos. violaciones en fin todo tipo de delito como los hay en PR. pero la gran diferencia es que la Policia si trabaja y se les tiene respeto.”

“y como ley aqui es lo mismo ahy, droga, ahy asesinatos y toda clase de delitos… pero aqui las leyes si se cumplen aqui si se respeta a la autoridad … aqui tenemos que acostumbrarnos a las leyes..”

[Ambas personas viven en Estados Unidos]

NOTA: A ambos comentarios se les dio copy/paste directamente.

Joven burla seguridad
Por Cecilia Figueroa/El Nuevo Día Orlando

ORLANDO – Pasando por las narices de los guardias de seguridad en el Aeropuerto Internacional de Orlando, un pasajero se las arregló para abordar un vuelo de aquí hacia Puerto Rico con las maletas cargadas de armas de alto calibre y droga.

Thomas Anthony Muñoz, de 22 años, fue arrestado en el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, mientras recogía su equipaje que incluía nada menos que 13 pistolas, un rifle AR-15 y ocho libras de marihuana.

Muñoz, residente de Florida Central, abordó el vuelo 241 de Delta en el Aeropuerto Internacional de Orlando (OIA) y fue detenido por agentes de la División de Armas Ilegales de la Policía boricua a su arribo a la Isla.

De acuerdo con las autoridades, el arresto de Muñoz se realizó tras recibir el dato de un informante anónimo, lo cual pone en tela de juicio el sistema de seguridad de la terminal aérea de Orlando.

Tanto OIA como Administración federal de Seguridad en el Transporte (TSA), que resguarda los aeropuertos de la nación, deberán explicar cómo pudo un pasajero burlar los puntos de seguridad, evadir las máquinas de rayos X y personal encargado de la seguridad aeroportuaria sin ser detectado ni detenido antes de abordar su avión.

El joven viajaba solo y es empleado de la compañía aérea ComAir, en Florida, según la Policía.

Christopher White, portavoz del TSA para Florida Central, dijo a El Nuevo Día que por el momento la agencia no discutirá detalles de este asunto.

“Agentes locales, estatales, federales están trabajando en esta investigación en curso”, precisó.

Al mismo tiempo, señaló en relación con el incidente que “ningún arma pasó por los puntos de chequeo de seguridad de los pasajeros” y resaltó que en ningún momento los pasajeros estuvieron en peligro.

Para las autoridades en Puerto Rico, este caso evidencia la necesidad de un mejor control en el envío de armas desde los Estados Unidos.

“Es bien difícil controlar esta situación, hay armas que están llegando por avión y barco a la Isla y son vendidas en el mercado negro”, señaló Renato Cano, director de la Oficina de Prensa de la Policía de Puerto Rico, que realizó el arresto en San Juan.

Asimismo, indicó que existen algunas aerolíneas que no notifican a las autoridades de Puerto Rico sobre el envío de armas legales en el equipaje de los pasajeros.

Dijo que la detención de Muñoz se realizó tan pronto llegó a la terminal aérea, donde ya lo esperaban agentes estatales.

Explicó que debido a la cantidad de armas de fuego encontradas, las autoridades federales tomaron jurisdicción de este caso.

De acuerdo con las normas de regulación del TSA, todo pasajero que viaja por aire pasará por los puntos de seguridad operados por oficiales de esta agencia.

El tráfico de armas desde Estados Unidos a otros estados y Puerto Rico es un negocio millonario, según el Negociado Federal de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés).

Según la ATF, Florida es un “estado recurso” de armas de fuego para criminales en todo el país y Puerto Rico. En estos momentos la agencia investiga “numerosos casos” de contrabando, tráfico y venta ilegal de armas de fuego desde Orlando hasta Puerto Rico.

El Aeropuerto Internacional de Orlando ocupa el número 15 de las terminales más concurridas en el país y el 23 a nivel mundial.

En el 2006, cerca de 35 millones de pasajeros viajaron usando esta terminal, y tiene un promedio de 95,427 pasajeros al día.

(NOTEN QUE LO COGIERON EN PUERTO RICO CUANDO EN ORLANDO SE LES ESCAPO).

9 Year Old Gets Past TSA Airport Security – Flies Seattle to Texas without a Ticket

SEATTLE, Jan. 18 — Weighing in at 80 pounds and standing 4 feet 9 inches tall, Semaj Booker has established himself as a regional heavyweight in the pre-adolescent sport of sneaking out of the house.

He could be the most persistent, most creative and most publicized 9-year-old runaway in the history of the Pacific Northwest. As his mother says, he really hates it here.

Semaj can drive a stolen car 90 mph while leading a police chase, as he demonstrated Sunday. The chase ended only after he blew the engine on a 1986 Acura swiped from a neighbor who had left the car unlocked and running. The boy then refused to get out of the car, which he had crashed into a tree.

Police had to break a car window, grab him and take him back to his mother’s apartment in Lakewood, a gritty working-class suburb near Tacoma. This was his third stolen car in the past month, according to his mother, who said he learned how to drive playing video games.

The morning after the car crash, Semaj came up with a new, improved runaway scheme — one that would transport him to Texas free of charge, get him on all-news cable television and prompt a local congressman to ask angry questions about how a kid could outfox a major airline and slip through federal airport security.

Early Monday, the boy managed to sneak out of his house and travel about 50 miles to Seattle-Tacoma International Airport. Police speculate he hitched a ride or stole another car.

His mother, Sakinah Booker, who is single and has three other boys, reported him missing at 7:30 a.m., but had no idea where he had gone. She later told reporters that Semaj loathes his life in Washington state, has tried to run away nine times since moving to the region less than a year ago and is “seeking a strong male figure” back in his former home state of Texas. His grandfather lives in Dallas.

At the Sea-Tac airport, Semaj did not have a reservation, nor did he have a means of buying a ticket. But he single-handedly conned Southwest Airlines and the federal Transportation Security Administration into allowing him to board a flight to San Antonio via Phoenix.

And that has annoyed Rep. Norm Dicks (D-Wash.), in whose district Semaj reluctantly lives.

“We have spent millions of dollars and inconvenienced the American public mightily trying to make air travel safe,” Dicks said. “If a 9-year-old can exploit this security system, we are going to have to look into the procedures.”

He ordered his staff to find out from the TSA how Semaj talked his way through Sea-Tac. This is what they learned, said George Behan, a spokesman for Dicks:

“The kid comes up to the first level of security at the airport, where an airport employee checks ID and his boarding pass. The kid says I lost my boarding pass. The airline employee takes him to a Southwest Airline ticket agent and the kid comes up with the name of a passenger on a flight to San Antonio.”

Semaj had somehow found a loophole — in federal law and in the regulations of Southwest Airlines.

Federal law does not require children under 16 to have identification when boarding an aircraft, so he did not have to produce any ID other than a boarding pass when going through security.

And Southwest Airlines gave him the boarding pass, it said in a statement, after “the young man presented himself as a 12-year-old to our ticket counter saying that his mother was already in the boarding area.”

The airlines and federal officials do not yet know how Semaj managed to find the name of an actual passenger on the flight. They say they are investigating the entire incident.

It was while in transit in Texas that Semaj ran out of loopholes.

Trying to change planes in San Antonio for a flight to Dallas, he could not produce information that matched a reservation. Southwest Airlines said the boy could not give them the name of an adult who knew that he was supposed to be on the flight.

Police took the boy away to a juvenile detention hall. They soon found his name on a missing persons national database and called police in suburban Lakewood.

At the Lakewood Police Department, Lt. David Guttu said that the boy’s mother is arranging for her father or sister in Dallas to go to San Antonio to fetch the boy.

He has been charged in Lakewood with two felonies connected to the high-speed, stolen-car chase. But the local prosecutor has decided not to issue a warrant for his arrest or seek extradition.

“As long as we know he is in a safe place, we can work on the criminal charges later,” Guttu said.

En Estados Unidos, por la inmensa cantidad de problemas raciales que tiene este país, muchas de las personas envueltas en los movimientos anti-racistas han pedido lo que ell@s llaman el “color blindness.” El “color blindness”, o ceguera al color, es el concepto de mirar a las personas y no ver si son blancas, negras, azules o violentas, sino simplemente tratarlas a todas como seres humanos sin importar su color. No obstante, dentro de l@s mism@s activistas anti-racistas, se ha empezado a hablar sobre los problemas de la política del “color blindness” y much@s han adoptado la política de la diferenciación del color. La diferenciación del color implica que, contrario a la ceguera, tenemos que aceptar que tod@s somos diferentes y que son, precisamente, nuestras diferencias las que enriquecen la sociedad. La diferenciación del color, aunque parte de la misma premisa de que todos somos seres humanos con una misma dignidad, se basa en que hay que aprender a ver las diferencias y a aceptar y tolerar esas diferencias.

¿A que tú crees que se debe aspirar? ¿A la ceguera al color o a la diferenciación? Conversemos.

Este fin de semana tuve el placer de ir a una conferencia sobre las diferentes modalidades de la literacia contemporánea. Fue un congreso pequeño, lleno de estudiantes graduados/as y profesores/as.

Como me enteré del congreso un poco tarde, no me dejaron registrarme por Internet y me dijeron que tenía que pagar el registro “en sitio” que, por supuesto, era más caro. Aún así, el precio para estudiantes no era tan excesivo y decidí que valía la pena pagarlo. Todas las personas que estaban allí, con la excepción del “staff” y de las personas que ofrecieron los talleres del primer día, tenían que pagar inscripción. A cada persona registrada se le daba un fólder con un programa de la actividad, una libreta, un bolígrafo y un tag.

En uno de los coffee breaks, noté que había par de personas que no tenían tags o folders. No le di mucha importancia porque me imaginé que eran invitad@s o algo así.

El segundo día de la conferencia, el sábado, como a mitad del día, el organizador de la actividad esperó a que uno de los conferenciantes de plenaria terminara su presentación y se dirigió al público. En un tono muy tranquilo y a forma de relajo dijo, en inglés:

“Ustedes saben que para organizar un congreso hace falta dinero. Nosotros sacamos parte del capital de ventas y actividades a lo largo del año, pero la otra parte la sacamos de las inscripciones de las personas que participan del congreso. Hemos notado que todavía hay varias personas que no han tenido la oportunidad de pasar por nuestra mesa de inscripciones para registrarse. Les pedimos, de favor, que pasen tan pronto puedan.”

Me dio mucha risa interna. ¡¡En este salón lleno de WASPs (aunque quizás sin la P) había varios velagüiras!! Pero no solamente son WASPs sino que son académic@s y estudiantes de doctorado… No estamos hablando de los hillbilies del trailer park de Gainesville. ¡Estamos hablando de que en la Gran Nación también existen profesionales blancos velagüiras! Jajaja, vivir para ver… y ser feliz.

 

Glosario:

Velagüiras – Modismo puertorriqueño que se utiliza para denominar a aquell@s que esperan las oportunidades correctas y fáciles para salirse con la suya.

WASP – White Anglo-Saxon Protestants – término que se utiliza para denominar a una clase específica de estadounidenses

 

Todas las experiencias, buenas y malas, nos sirven para crecer. Este fin de semana pasado fui a un festival de Mardi Gras que se celebra en St. Louis, MO. Aunque nos perdimos la parada, el día no fue una pérdida total.

Eran las 12:15 del medio día y ya había gente borracha. Después de pagar los 9 dólares de transportación pública (que en días normales seguramente fluctuaba entre los 2 y 3 dólares), nos montamos en el Metro. Allí conocimos a dos muchachas blancas de ojos claros (aunque rojos en esos momentos) que parece que habían empezado a beber desde temprano – o sabe Dios si no habían parado de beber desde el día anterior. Una estaba retraída y no hablaba. La otra, cuyo tufo a alcohol tiene que haberle llegado al conductor en el primer carro del metro, hablaba lo suficiente por la dos.

Mito: El alcohol es sólo un problema endémico de Puerto Rico y los países latinoamericanos, no así en la Gran Nación (Después de todo, “allá” no se puede beber hasta los 21)

Llegamos al Terminal de las guaguas y de ahí nos llevaron, finalmente, al lugar de Mardi Gras. Lo primero que me fijé fue en la cantidad de basura que había en la nieve. Muchas partes de la nieve no estaban blancas sino marrones de tanta agua sucia y tanta basura a su alrededor.

Como he comentado anteriormente, siempre estoy metido en el baño. Esta vez no fue la excepción. Tuve la mala pata de tener que usar una de las letrinas y, no mi gente, las letrinas de Estados Unidos no son más limpias que las que ponen en el Hiram Bithorn. (Surprise, surprise, ¡¡los gringos cagan y mean igual que nosotros!!…..) La letrina que me tocó a mi estaba bastante asquerosa. Me imagino que es difícil meter el chorrito en el super boquete cuando se está demasiado borracho.

Cuando llegamos a las calles que estaban reservadas para el festival, me fijé en que la inmensa mayoría de las personas que estaban allí eran jóvenes blancos de nuestra edad. Digo esto como sorpresa porque, según tengo entendido, el 60% de la población de St. Louis es Afro-Americana.

De igual forma, como en cualquier festival donde hay gente bebiendo, había latas y vasos de cerveza tirados por todas partes.

Mito: La basura y el sucio en Estados Unidos sólo se ven donde hay latinos y negros…

Caminamos por un rato por las calles cerradas. La vista era la misma en todas partes: gente bebiendo, basura tirada, frío por todas partes (estaba a 20 grados y con el wind chill se sentía a 13).

Después de un rato, el grupo con el que yo estaba se cansó de esto. Parece que el frío era el responsable de que no hubiera mejor ambiente.  Decidimos irnos.

Para el frío yo uso un beanie reversible: por una parte es anaranjado con dos rayas azules y una F (de Florida) y por el otro es azul con rayas anaranjadas y tiene el logo de los Florida Gators. Aunque tengo otro, éste es mi preferido. Según caminaba por las calles del Mardi Gras, un muchacho blanco, más alto que yo, empezó a decirme cosas. Me decía que yo no podía tener ese beanie ahí, que esto no era territorio de Florida. Yo no le hice caso, pero sin embargo, el tipo siguió. Cuando le pasé por el lado, me agarró el beanie y me lo tiró al piso. Yo no me inmuté, no quería que fuera a pasar nada. Mi novia y un amigo, sin embargo, se agitaron y le dijeron al tipo que se quedara quieto. El tipo, que parece que también estaba borracho, hizo aguajes de írsenos detrás. Otro de los muchachos que estaba con nosotros los separó y los calmó y así pudimos terminar el viaje bien. 

Mito: En Estados Unidos a nadie le importa lo que tú te pongas; nadie se mete contigo.  (diache, que ésta la vengo oyendo desde que estoy en la high).

Al fin y al cabo, no la pasé bien en el Mardi Gras, pero por lo menos le saqué una entrada al blog. =)

“El mito no niega las cosas, su función, por el contrario, es hablar de ellas; las purifica, las vuelve inocentes, les confiere una claridad que no es la de la explicación sino la de la comprobación: si ‘compruebo’ sin explicarlo, estoy a un paso de encontrarlo natural, que cae por su peso; me quedo tranquilo” - Roland Barthes

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